Parece peligroso, como tantas cosas. Parece difícil, pero solamente al comienzo. Cuatro pedaladas con las que perder el aliento, cuatro pulmones de tóxicos ajenos. Y al fin te agarras y te dejas llevar. Así ocurren miles de historias, entre adoquines y azulejos.
Jim Botón
Me pido adoquín
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