martes, 25 de noviembre de 2008

Pablito es pequeño, pero todo lo entiende. Me mira a los ojos, buscando al niño dentro de mí. Nadie escucha lo que dice, nadie observa lo que aprende. Pablito llora, chilla, grita, desespera. Me desespera. No quiere, no puede, no sabe caminar. Es difícil y se rinde. Su mundo se mueve de brazo en brazo de quien no le quiere dejar escapar. Miradas de pena y compasión. Se rinde, se deja querer. Te obliga a quererle. Todo al alcance de la mano, nunca crecerá, nunca caminará. No hay ni hambre ni necesidad.
Jim Botón

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